Tuesday, January 18, 2005

Molestador telefónico 2ª parte.

Bueno, ahí vamos de nuevo. Seguro que recordais el post no muy distante en el que describía como me había convertido sin comerlo ni beberlo en una de esas desgracias que deseas que le pasen a otro, es decir, un molestador telefónico.
La campaña acabó el día de Reyes. Por las poquísimas llamadas que me vi obligado a realizar (empleé una de las pocas habilidades realmente útiles que aprendí en la mili; escaquearme) el resultado de tan magna campaña publicitaria fue el previsto: desastre total. Peeeero, como mi compañía funciona con amenazas, sé que hay gente que ha hinchado el resultado de dichas encuestas para quedar bien. Y lo han conseguido; los números de sus oficinas han aparecido en el diario que nuestra dirección nos obliga a leer cada día. Resultado: los genios de la dirección comercial de mi empresa quieren repetir la experiencia con nuevas promociones. Claro, ellos no tienen que recibir la justísima ira de los molestados.
No voy a hablar de los recortes en incentivos que suceden si no cumples el cupo de gente molestada. Ni las amenazas constantes. Para qué.
Mierda de empresa. Mierda de sector, también.

(2) mucha gente dice cosas!