Wednesday, August 31, 2005

Entretenimientos nacionales.

No lo entiendo, la verdad. Desde lo de Roquetas hay una psicosis nacional con la Guardia Civil. Añadamos la eterna fama, los chistes... Hay algo en todo esto que no me parece bien. A ver, no es que le tenga una simpatía especial a la Benemérita. En absoluto. Pero que les jodan bien sobre cada cosa que ocurra no me parece particularmente inteligente. O justo.
Lo digo por lo de Melilla. Un inmigrante ilegal ha muerto al intentar cruzar las vallas de la frontera. Lo primero, antes de nada, ha sido empezar a darles caña a los Civiles; incluso cuando la policía marroquí (que no le tiene ningún cariño a la Guardia Civil, por si no lo sabéis) les ha exculpado, aquí se han alzado voces de justa indignación, y se han pedido investigaciones, culpables y penas fulminantes.
No sé si habéis visto las imágenes de cuando las avalanchas de inmigrantes tratan de cruzar la frontera. Yo las he visto. Parecen un jodido asedio medieval. Unos atacan ( y puedo asegurar por lo que he visto y me han contado, no son corderitos amables, como decían en las noticias. Están desesperados y son peligrosos) y otros tratan de defender una valla. Ahora bien, según las voces indignadas, los Civiles tendrían que pedirles por favor, y amablemente a los que tratan de saltar que mejor no, que se den la vuelta, por que si pasan demasiados, a ellos les despiden. Vamos, que les ponemos allí para hacer un trabajo, que es impedir que todo el mundo que no esté contento en África (que debe ser, así a ojo, más de la mitad de la población del continente) se te plante en el país a chupar de la seguridad social y cuando lo hacen, les ponemos en la picota. Me descojono.
El otro caso del verano, del que ya he hablado al principio de la entrada, Roquetas. Seguro que todos sabéis más o menos de qué va. Un campesino va a la casa cuartel para poner una denuncia y acaba muerto. El labriego en cuestión, según todo el mundo, es un angelito que nunca le ha hecho daño a una mosca. Los Civiles implicados, todos unos hijos de puta violentos. Antes de que nadie se persone allí para ver que ha pasado, nuestro flamante Presidente del Gobierno, en un alarde de talante, habla de penas ejemplares.

En cuanto alguien mira en el asunto, el campesino, que mide 2x2, iba hasta las cejas de coca, heroína y alcohol, y no es que fuera precisamente un manso. Por lo menos uno de los civiles tenía pendiente un par de condecoraciones por valor.

¿Qué quiero decir con esto? ¿Qué todos los civiles son unos santos? ¿Qué el teniente en cuestión no debe de ser un cabronazo con pintas? No. No condono los abusos que seguro que se dan. Hijos de puta hay en todos sitios, y generalmente una manzana podrida hace que apeste todo el barril. No digo que no se investigue. Pero antes de empezar a pedir que se carguen a alguien deberían reunir toda la información. Indagar a fondo. Porque lo que se consigue cuando desde el Gobierno se habla de encular a la Guardia antes de conocer los hechos, es que la moral de la gente que se encarga de tu seguridad esté por los suelos. Not good. Not good at all.

Saturday, August 27, 2005

Have you ever really loved a woman?


Cambiad las lectoras woman por man (o no, según :p) ¿Lo habeis sentido? ¿Tanto que habéis llegado a pensar que esa era la persona, que era la correcta?

Imagino que sí. Yo estuve este fin de semana pasado en la boda de la que fue mi primer gran amor, Mónica, en Barcelona.

No sé que relación mantendréis vosotros con esos posibles Grandes Amores. Fijaos que lo he escrito con mayúscula. No estoy hablando de relaciones, así, en singular. Estoy hablando de esas relaciones que ocurren un par de veces en la vida, si tenemos suerte. De las que te marcan por los años que te quedan. La mía con esta chica es muy buena, aunque se haya enfriado con el tiempo, pero aún así, tenía grandes reservas acerca de ir a esta boda, al igual que tenía grandes reservas acerca de conocer al novio. O quizá debido a eso.

Bueno, divago. La boda fue bonita, el sitio realmente precioso, la comida excelente y el ambiente, realmente digno de mención. Como me sentí yo es otro tema completamente distinto. En la boda estuve con amigas de Mónica que conocí hace años, y que hacía años que no veía (son encantadoras, así que fue muy bien) y con el único amigo común que fue a Barcelona. Todos ellos, cuando me vieron, me miraron a los ojos, y durante un rato que no podría precisar si fue largo o corto, me dijeron algo así como “esto no era como nos lo habíamos imaginado”. Incluso los padres de ella, cuando vinieron específicamente a saludarme, lo tenían en la mirada.

Y realmente eso era lo que temía, el ver como me sentía al verla casada. El fin de semana ha sido uno de eso puntos de inflexión en los que miras tu vida y te das cuenta de que bifurcaciones de qué caminos cogiste, cuales te viste obligado a coger... y te das cuenta de que esa pregunta que a veces te hacen de ¿dónde te ves dentro de diez años? no puede resultar más absurda.

Fui, tras mucho darle vueltas, y mis miedos resultaron ciertos; hubo cosas que me hicieron desear no haber ido. Pero también hubo cosas que me hacen estar agradecido por haberme decidido a ir. Y la principal es que, a pesar de que no es gracias a mí, ella es feliz. Y al final, supongo, es lo que quieres para la gente que quieres.