Entretenimientos nacionales.
No lo entiendo, la verdad. Desde lo de Roquetas hay una psicosis nacional con la Guardia Civil. Añadamos la eterna fama, los chistes... Hay algo en todo esto que no me parece bien. A ver, no es que le tenga una simpatía especial a la Benemérita. En absoluto. Pero que les jodan bien sobre cada cosa que ocurra no me parece particularmente inteligente. O justo.
Lo digo por lo de Melilla. Un inmigrante ilegal ha muerto al intentar cruzar las vallas de la frontera. Lo primero, antes de nada, ha sido empezar a darles caña a los Civiles; incluso cuando la policía marroquí (que no le tiene ningún cariño a la Guardia Civil, por si no lo sabéis) les ha exculpado, aquí se han alzado voces de justa indignación, y se han pedido investigaciones, culpables y penas fulminantes.
No sé si habéis visto las imágenes de cuando las avalanchas de inmigrantes tratan de cruzar la frontera. Yo las he visto. Parecen un jodido asedio medieval. Unos atacan ( y puedo asegurar por lo que he visto y me han contado, no son corderitos amables, como decían en las noticias. Están desesperados y son peligrosos) y otros tratan de defender una valla. Ahora bien, según las voces indignadas, los Civiles tendrían que pedirles por favor, y amablemente a los que tratan de saltar que mejor no, que se den la vuelta, por que si pasan demasiados, a ellos les despiden. Vamos, que les ponemos allí para hacer un trabajo, que es impedir que todo el mundo que no esté contento en África (que debe ser, así a ojo, más de la mitad de la población del continente) se te plante en el país a chupar de la seguridad social y cuando lo hacen, les ponemos en la picota. Me descojono.
El otro caso del verano, del que ya he hablado al principio de la entrada, Roquetas. Seguro que todos sabéis más o menos de qué va. Un campesino va a la casa cuartel para poner una denuncia y acaba muerto. El labriego en cuestión, según todo el mundo, es un angelito que nunca le ha hecho daño a una mosca. Los Civiles implicados, todos unos hijos de puta violentos. Antes de que nadie se persone allí para ver que ha pasado, nuestro flamante Presidente del Gobierno, en un alarde de talante, habla de penas ejemplares.
En cuanto alguien mira en el asunto, el campesino, que mide 2x2, iba hasta las cejas de coca, heroína y alcohol, y no es que fuera precisamente un manso. Por lo menos uno de los civiles tenía pendiente un par de condecoraciones por valor.
¿Qué quiero decir con esto? ¿Qué todos los civiles son unos santos? ¿Qué el teniente en cuestión no debe de ser un cabronazo con pintas? No. No condono los abusos que seguro que se dan. Hijos de puta hay en todos sitios, y generalmente una manzana podrida hace que apeste todo el barril. No digo que no se investigue. Pero antes de empezar a pedir que se carguen a alguien deberían reunir toda la información. Indagar a fondo. Porque lo que se consigue cuando desde el Gobierno se habla de encular a la Guardia antes de conocer los hechos, es que la moral de la gente que se encarga de tu seguridad esté por los suelos. Not good. Not good at all.
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