Friday, October 15, 2004

Cabaret

Ayer fui a ver Cabaret, invitado por Tindriel, que es un sol (aunque un sol alergicoso, el pobre, dadle mimos). Este sol se sorprendió de que aceptara su invitación, habida cuenta de algunas divertidas opiniones vertidas al respecto de ciertos musicales, respaldando a Imperator acerca de algún que otro engendro. Pero yo, en contra de lo que pueda parecer, no estoy en contra de todos los musicales. No son, generalmente, mi tipo de espectáculo, pero dado que soy un chaval bien educado, puedo ver algo antes de juzgarlo. Ahora, cuando surgen aberraciones como Annie... hay que tomar una posición clara.
Me gustó mucho la obra (llevo todo el día tarareando la dichosa canción de apertura, Wilkommen...), tanto algunos números y canciones, especialmente los más conocidos, como la actuación de los actores. Es recomendable, y dura. Y eso está bien, a pesar de que muchos miembros del distinguido público no se enteraran de un carajo, y les pareciera muy mona una canción nazi que aparece un par de veces.
También me pareció curioso y colorista que algunas féminas del público vinieran a la función vestidas cual cabareteras. Claro que, para no ser menos, como en la obra se juega mucho con la indeterminación sexual de algunos personajes, también había muchos asistentes masculinos que no podrías decir si son heteros, gays, metrosexuales, o que leches. Debo ser retrógrado y tal, pero no veo la necesidad, francamente. Si eres gay, eres gay y está bien. Si eres hetero, eres hetero, y también está bien. Incluso puedes ser hetero y cuidarte, sin necesidad de ser metroleches. A mí, por ejemplo, me gusta ducharme todos los días, y hacer algo de ejercicio para encontrarme en forma (aunque ahora lo esté mucho menos de lo que debiera)
¿Por qué afectar amaneramientos entonces? Se ha puesto de moda por alguna razón que no alcanzo a comprender. Eso y otras cosas, como lo de los dos besos entre los tíos. No sé. Cuando alguna vez alguien me ha ido a dar dos besos y yo he ido a tender la mano para saludar se ha producido una situación incomoda. No es que yo sea particularmente homófobo, es simplemente que no estoy acostumbrado. Lo mismo les pasa a las yankees cuando les presentan a alguien aquí y les planta dos besos, cuando ella iba a dar la mano.
En fin, que me parece que hay un montón de gilipolleces del tamaño de Júpiter en torno a todo eso. Pero como a mí siempre me ha importado una higa el estar o no a la moda, está bien.
 
(4) mucha gente dice cosas!