Saturday, September 11, 2004

Toca post largo

Sí, por que tengo muchas cosas que contar, unas buenas, la mayoría, otras no tanto, y las había ido dejando estar, y ya iba tocando.
Bueno, primero cosas del trabajo. Me han renovado en la agencia por un año, y me han subido el sueldo, aún no se cuanto, pero teniendo en cuenta lo que cobro ahora, la subida no va a ser para tirar cohetes. Pero es algo. Y del trabajo, hasta ahí lo bueno. Por que el jueves, como gota que colma el vaso, descubrí como se habían estado repartiendo los incentivos que recibimos de las mayoristas por vender viajes. ¿Os acordais del post anterior sobre la ira? Bueno, pues tuve que hacer esfuerzos más que heroicos y titánicos para no explotar como un vulgar globo sobrehinchado. Por que dichos incentivos se reparten entre tres, y yo llevo cobrando todos los meses de verano menos de la mitad de incentivos que mi jefe y mi compañera. Los incentivos los reparte la directora de oficina según su criterio, pero suelen repartirse equitativamente dado que aquí todos curramos por igual. Cuando además se da el caso de que NO todos curramos por igual (por que mi compañera colombiana es una grandísima..... mejor no sigo) que los incentivos se reapartan como se ha hecho... es una enormísima tocadura de pelotas. Por que estamos hablando, en el mes de agosto, que no ha sido el más fuerte, de una diferencia de 200 euros entre lo que voy a cobrar yo y lo que van a cobrar ellas, nada menos. Los incentivos van desde mayo, haced unas matemáticas elementales.
El caso es que esto me impulsó a tomar una decisión que llevaba rumiando bastante tiempo, que es pedir al director de zona (es decir, el jefe de mi jefe) que me cambiara de oficina. Bueno, ayer fui a hablar con él, y no sé como pasó, pero hay que saber reconocerlo cuando pasa. Me torearon como a un mihura bien bragado. Por que no solo no me van a cambiar de oficina, con lo que tendré que seguir aguantando una serie de tocaduras de moral bastante enervantes, sino que además hicimos un repasao de mis defectos francamente revelador. Aunque también se puede decir que viendo como estaba el patio, salí lo mejor parado posible; aquí el que no se consuela es por que no quiere. ¿Cómo va a afectar esto a mi trabajo? Mucho, y mal. Por que sintiendolo mucho, no soy todo lo buen profesional que me gustaría ser, y soy demasiado temperamental con demasiadas cosas. Y tener que aguantar otro año las tocaduras de pelotas de una colombiana huevona, secundada por una jefe que no es capaz de imponer criterio y que además cuando llega la hora de repartir beneficios le premia el comportamiento negativo, me va a pasar factura. Pero la vida es así. Si alguien sabe de otro trabajo para el que yo pueda valer, se aceptan todo tipo de sugerencias.
Bueno, ahora a cosas más placenteras. Hoy (estoy escribiendo desde el trabajo por que sí, me ha tocado trabajar hoy víspera de mis vacaciones, debido a otra aplicación creativa de las potestades de la director de oficina; no me tocaba hoy, pero me ha cambiado el fin de semana sin preguntar por que ella tenía una boda) es mi último día de trabajo antes de unas merecidísimas vacaciones. Hacía mucho, mucho tiempo que no podía decir eso. El caso es que por delante tengo dos semanas para relajarme y cargar de nuevo la batería. La primera semana la voy a pasar en Chicago, Illinois, USA. Bueno, para ser más exactos, la mayor parte de la semana la pasaré en Urbana-Champagne (o algo así) visitando por fin aunos de mis mejores y más antiguos amigos, Javier, y a su encantadores esposa Neus. Conozco a Javier hace ya más de veinte años, que se dice pronto. Se fue a hacer las Américas, o bueno, a sacarse el doctorado en lo suyo, y le veo en contadísimas ocasiones, las que se puede permitir dejarse caer por la madre patria. Y desde los hace ya dos años que se fue, llevo prometiendole/me que iría a verle, pero unas veces por el dinero, otras por el tiempo, no se ha podido dar. Bueno, se acabó, allá voy Chicago, que ganas tengo de volver a hablar la lengua de la perfida Albión (o bueno, lo que chapurren por allá). Me llevaré la cámara digital, aunque no tengo conversor para la red eléctrica de allí y no sé si voy a tener tiempo de hacerme con uno.
Y después, sin practicamente parar para tomar aire, me voy a Málaga a ver si hay suerte, brilla el sol y me tuesto un poco y cojo algo de color, que desde que volví de Irlanda, estoy paliducho y descolorío. Iré en la compañía insigne de la dama Tindriel, y si hay suerte, de Rapun e Impe. O bueno, si hay mala suerte; si no vienen es por que Impe ha conseguido curro y eso es bueno. En fin, que como ya he repetido hasta casi la saciedad, me hacen falta esas vacas y por fin están aquí. Me pregunto si necesitaré vacaciones para las vacaciones.
 
(3) mucha gente dice cosas!