Tuesday, May 11, 2004

De res gladius

Hace poco alguien me pregunto por qué me gustan tanto las espadas. Por qué tengo colgados dos cachos de acero de mi pared, y un buen número de trozos de madera, y otros de gomaespuma, fibra de vidrio y cinta americana esparcidos por mi habitación. Por qué muchas veces me paseo con mi baqueteado bokken por la casa.
De pequeño, tenía mucho miedo a la oscuridad. No solo a la oscuridad, a las sombras que se movían por mi habitación. Yo sabía que eran "cosas". Y me aterraban. Muchas veces despertaba a mi madre por la noche, cuando no conseguía dormir, o me despertaba y las sombras me acechaban. Mi madre me recetaba que rezara; pero la ayuda divina no parecía llegar. Así que la mayoría de las veces recurría a la luz del pasillo. Pero generalmente esa solución no duraba mucho; mi padre solía apagar esa luz.
Un día, agotado de tener miedo, enfrenté ese terror de la misma manera que hago con todos mis miedos. Con un viejo trasto de una obra de teatro, me fabriqué una espada. La espada dormiría conmigo por las noches. Pobre de cualquier "cosa" que osara acercarse a mí en la noche, por que mi hoja de madera hendería su asqueroso craneo. Con el tiempo, la espada dejó de dormir conmigo,claro.
Mi miedo había sido vencido con una espada. Recuerdo con infinito cariño ese viejo trozo de madera, quebrado hace ya muchísimos años.
Y después siempre he tenido espadas conmigo. Durante mucho tiempo, las fabricaba yo mismo. Compraba la madera, la pulía amorosamente, le daba forma... después, me hice con mi bokken, en Irlanda. No podía estar en otro país "desarmado". También compré una espada china, más curvada, también de madera.
Luego llegué al acero, aunque más por frikismo que por otra cosa; se juntó que era una espada y además hermosa, del Señor de los Anillos: Glamdring. Aunque no era la que quería, por que esa era la de Aragorn, me gasté más de medio sueldo de un mes (con el consiguiente mes de comer sandwiches de mortadela exclusivamente) en esa, la primera de la que espero sea una larga lista. Luego vino la que quería, la espada de Aragorn, que es como debe ser una espada. (Me refiero a la que lleva en las dos primera películas, no ese mandoble disfrazado que es Anduril)
La espada perfecta, para mí, debe estar muy bien equilibrada, no lleva adornos innecesarios, está afilada y bien cuidada. Es una espada "de trabajo". Y en todo ello se parece a cómo me gustaría ser a mí. Como dice Terry Pratchett, "la espada no lleva runas, ni es mágica en absoluto. Por que una espada de esa clase en manos de un hombre deciddo cortaría por la mitad la más poderosa de las espadas mágicas"
Cuando me llegue mi hora y la parca se me lleve, quisiera que me enterraran con una espada. Aún no he encontrado esa espada; quizá deba hacer que me la forjen especialmente. No importa, se hará. O si me incineraran, que conmigo incineraran un bokken, de madera. Sí, ya lo sé, soy muy raro. A quien no le guste, que no mire.
Por último, una cita de El Señor de los Anillos, Las Dos Torres:
"Quizá vuestra mano recordara mejor su fuerza si empuñara una espada". 

(1) alguien dice algo