Thursday, April 17, 2003

Hoy me ha pasado algo muy curioso. Mi móvil ha sonado, pero se ha apagado antes de que pudiera cogerlo. No podía ser nadie conocido o habitual, por que estaba con todos aquellos que podrían llamarme. Y con la tensión de no saber quien era se me ha subido el estomago a la garganta, por que cuando he vuelto a encender el telefono no había llamada perdida. Ahora sé lo que significa estar esperando algo sin saber que lo esperas.
Ayer hubiera querido llamar a Tindriel. Felicitarla. Lo hice de la única manera que puedo, sin entrometerme, sin imponerle mi presencia. Hoy he leído su anotación y ha sido un quiero pero sé que no puedo. Quisiera llamarla, decirle que no es prescindible, que hay gente que la quiere y que necesita de ella. Decirle que estoy toda la Semana Santa sólo y sin ocupación y que me gustaría verla, disculparme, no sé. Hablar con ella. Pero no. Ella no querría. Debería olvidarme de ella. Que es lo que ella quiere.
Ha sido un día duro en varios sentidos. No veré a mi padre esta semana, al final se ha ido a Sevilla, aunque me hubiera gustado mucho verle. He recibido la confirmación de algo que sospechaba, y ha sido doloroso, más aún por esperarlo y haber tardado tanto en recibirlo. Me ha pasado lo del móvil, que no sé por qué me ha dejado con tan mal cuerpo. Un par de amigos han tenido una pelea. Lo han solucionado, pero también ha contribuido en gran medida a mi desasosiego general. Va a ser una Semana Santa muy larga. Sólo espero que el curso y luego el trabajo me distraigan. De alguna forma dudo que lo hagan, pero esperanza siempre queda.

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