Hoy he estado a punto de escribir dos entradas, pero esta, que sería la tercera, las va a englobar a todas. Las cosas han ido sucediendo antes de que pudiera escribir, y generalmente solo suelo reseñar alguna cosa del día. Hoy tengo múltiples cosas. Dos de ellas, por desgracia.
La primera que iba a escribir es que la mañana no ha sido particularmente buena. Me he levantado poco descansado, lo cual no es una novedad a estas alturas de mes, aunque realmente no sé por que es. Quizá sean nervios, pero no lo parecen. Llevo una temporada que no podría precisar cuando empezó sin descansar del todo bien. La cosa no ha mejorado mucho cuando he ido a dar la clase de informática. Vaya, no os había contado lo de las clases de informática.
Llevo algo más de un mes dando clases a una mujer discapacitada, para que aprenda a usar su ordenador. Tiene una paralisis cerebral que le afecta al aparato motor, al habla, y a un montón de cosas más. Pero su cerebro está bien, es decir, piensa, razona y demás con normalidad. Una gran putada, vamos.
El caso es que darle clases a alguien así tiene un montón de recompensas, pero también tiene sus inconvenientes. Ella es cabezota del carajo, por ejemplo, lo cual hace que explicarle las cosas no sea nada fácil (en otro momento hablaré sobre las excusas, que es otro inconveniente, y que además, en algún momento generó una semilla de entrada en mi cabeza pero que he ido posponiendo) Hoy ella estaba particularmente distraida, y yo no estaba con el cuerpo muy paciente. Los que me conoceis pensareis que eso no es nada nuevo, pero os sorprendería mucho verme en harina. A mí me he sorprendido ;) Al final, entre que ella estaba cansada y yo no quería perder los nervios, hemos acabado la clase más pronto de lo habitual, y yo me he ido para casa con una sensación asquerosa en el cuerpo y no sabiendo realmente qué era. Porque la frustración era parte, pero solo parte.
Esa hubiera sido la primera entrada. La segunda se hubiera llamado "Qué bueno es cuando alguien realmente se alegra de verte" Era una entrada breve pero de muy buen rollo.
Pero la tercera parte de la entrada toma lugar, y es que mi abuela paterna, que se rompió la cadera hace un mes, se ha vuelto a caer, y no se sabe si tendrán que volver a operarla. El hecho de que yo estuviera en la casa cuando ha pasado no ayuda nada a sentirme mejor.
En fin. Hay días buenos, días mediocres, días malos, y días que van a trozos. Recojamos los trozos buenos y enterremos los malos.
La primera que iba a escribir es que la mañana no ha sido particularmente buena. Me he levantado poco descansado, lo cual no es una novedad a estas alturas de mes, aunque realmente no sé por que es. Quizá sean nervios, pero no lo parecen. Llevo una temporada que no podría precisar cuando empezó sin descansar del todo bien. La cosa no ha mejorado mucho cuando he ido a dar la clase de informática. Vaya, no os había contado lo de las clases de informática.
Llevo algo más de un mes dando clases a una mujer discapacitada, para que aprenda a usar su ordenador. Tiene una paralisis cerebral que le afecta al aparato motor, al habla, y a un montón de cosas más. Pero su cerebro está bien, es decir, piensa, razona y demás con normalidad. Una gran putada, vamos.
El caso es que darle clases a alguien así tiene un montón de recompensas, pero también tiene sus inconvenientes. Ella es cabezota del carajo, por ejemplo, lo cual hace que explicarle las cosas no sea nada fácil (en otro momento hablaré sobre las excusas, que es otro inconveniente, y que además, en algún momento generó una semilla de entrada en mi cabeza pero que he ido posponiendo) Hoy ella estaba particularmente distraida, y yo no estaba con el cuerpo muy paciente. Los que me conoceis pensareis que eso no es nada nuevo, pero os sorprendería mucho verme en harina. A mí me he sorprendido ;) Al final, entre que ella estaba cansada y yo no quería perder los nervios, hemos acabado la clase más pronto de lo habitual, y yo me he ido para casa con una sensación asquerosa en el cuerpo y no sabiendo realmente qué era. Porque la frustración era parte, pero solo parte.
Esa hubiera sido la primera entrada. La segunda se hubiera llamado "Qué bueno es cuando alguien realmente se alegra de verte" Era una entrada breve pero de muy buen rollo.
Pero la tercera parte de la entrada toma lugar, y es que mi abuela paterna, que se rompió la cadera hace un mes, se ha vuelto a caer, y no se sabe si tendrán que volver a operarla. El hecho de que yo estuviera en la casa cuando ha pasado no ayuda nada a sentirme mejor.
En fin. Hay días buenos, días mediocres, días malos, y días que van a trozos. Recojamos los trozos buenos y enterremos los malos.
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