Thursday, February 05, 2004

Fumadores en el Metro

Llevo algunos días intentando escribir acerca de estos especímenes. Ultimamente leo bastante el blog de alguien que suelta bilis en él, de manera frecuentemente hilarante, y siempre con el don de la palabra de su lado. Yo disto bastante de escribir con tanta gracia, pero parece que lo de echar humo en el blog ayuda a sobrellevar las estupidas actitudes de muchos de los personajes que pueblan esta bola de barro, así que a ver que tal me sienta a mí.
No soporto a la gente que fuma en el Metro. Cada vez que veo a alguien (y esto sucede muy a menudo cada día) llenando de humo los pasillos y de mierda el suelo, me dan ganas de vaciarle un cenicero encima. Por extensión, tampoco me hace mucha gracia la gente que fuma en el trabajo.
La razón de lo anterior es, básicamente, que detesto el tabaco, su olor, las idiosincrasias que este produce. Tengo muchos amigos y familiares que fuman. No voy a entrar en todos los males del tabaco, como afecta al cuerpo, la adicción que produce etc, etc, etc, y como me jode saber que la calidad de vida de todas esas personas a las que quiero está empeorada por el tabaco. Creo firmemente que cada uno es muy libre de suicidarse como le de la gana, con una única excepción; cuando con su suicidio se lleva a alguien por delante que maldita la gana que tiene de dejar el terruño todavía.
Me enseñaron de pequeñito que la libertad de cada uno termina donde empieza la de los demás; esto quiere decir que yo tengo que respetar que la gente fume... pero en determinadas circunstancias. Cuando voy a casa de algún amigo que fuma, o a un bar, o al aire libre, me parece que está de puta madre que se fume. Si no quiero llenarme de mierda los pulmones, me basta con no ir. Pero en sitios como el metro donde además está prohibido fumar, o el trabajo, en los que no me queda más remedio que pasar tiempo, me jode infinitamente tener que aguantar la mierda en forma de humo de los demás.
¿Qué se puede hacer contra esto? Pues no estoy seguro, por que las medidas que hay la gente se las salta a la torera y apelar a la buena voluntad de la gente es como intentar encender un fuego con un pez. En fin, seguro que teneis multitud de opiniones, hacedme participe de ellas. 

(4) mucha gente dice cosas!