Ayer, después de escribir la última entrada del día, me dije a mí mismo que iba a estar un par de días sin escribir. Que escribo demasiado a menudo, y a menudo digo muy poco aunque escriba mucho, así que había decidido dejar estar el blog hasta tener algo realmente importante que decir. También quería tomarme un tiempo de descanso hasta replantearme mi modo de escribir, no solo el contenido, sino la forma, demasiadas veces muy oscura.
No es que ahora tenga algo muy, muy importante que decir, ni es que lo vaya a decir mucho más claro, pero se ha cumplido una predicción que hiciera hace casi un mes. Me ha hecho plantearme como funciona la percepción de lo que nos rodea; como muchas veces somos ciegos a cosas que son obvias para todo el mundo y como otras somos capaces de leer signos que nadie más ve. A mí me pasa bastante, por lo menos, el ver cosas... claro, que frecuentemente, son cosas que no me atañen a mí. Me gustaría, por lo menos ahora, ser más consciente de lo que sucede a mi alrededor y que realmente está relacionado conmigo. Pero claro, eso es algo que no se puede entrenar. Bueno, quizá con un maestro zen. Pero no tengo ninguno a mano, ¿conoceis vosotros a alguien?
(1) alguien dice algo
No es que ahora tenga algo muy, muy importante que decir, ni es que lo vaya a decir mucho más claro, pero se ha cumplido una predicción que hiciera hace casi un mes. Me ha hecho plantearme como funciona la percepción de lo que nos rodea; como muchas veces somos ciegos a cosas que son obvias para todo el mundo y como otras somos capaces de leer signos que nadie más ve. A mí me pasa bastante, por lo menos, el ver cosas... claro, que frecuentemente, son cosas que no me atañen a mí. Me gustaría, por lo menos ahora, ser más consciente de lo que sucede a mi alrededor y que realmente está relacionado conmigo. Pero claro, eso es algo que no se puede entrenar. Bueno, quizá con un maestro zen. Pero no tengo ninguno a mano, ¿conoceis vosotros a alguien?
(1) alguien dice algo
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