Mañana trabajo. Y son las cuatro de la mañana, pero claro, la culpa es mía... además, debo escuchar este nuevo CD entero. La noche parece palpitar, imagino que debe ser el calor.
Estaba pensando en el blog, bueno, en los dos (sí, arañita, yo también llevo otro). Es tan importante por que es una manera de hablar. Todos necesitamos hablar. Muchas veces sin que importe si nos escuchan o no. Necesitamos gritar nuestras penas, la mayoría de las veces, qué pocas alegrías son tan importantes como las penas. La gente le cuenta sus penas a los taxistas, a los barman (barmen?), a los vendedores del Corte Inglés (sí, todo esto viene de algo). Un blog es algo de eso. Por eso, cuando los que llevan (llevamos) uno nos olvidamos de ese, su primer proposito, y lo hacemos por obligación, pierde sentido... y perdemos las ganas.
Casi siempre escribo contenido. Me preocupo de quien leerá esto, y eso es una estupidez. Después de todo escribo el blog para mí, ¿no? Bueno, no, no es del todo cierto, pero ese primer objeto carece ya de sentido. En fin, Me voy a dormir, que el calor me está haciendo ser más incoherente de lo habitual. 

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