Hoy no ha sido un buen día. Ha empezado al despertarme, una hora antes de lo q debía, por que llamaban al telefono. El día en el trabajo ha sido incómodo, caluroso y extremadamente tedioso. Al llegar a casa, mi madre, que llegaba de viaje de cinco días, me ha soltado un improperio de esos venenosos, de los que solo saben las madres arrojar para que duelan al máximo.
Así que hoy podría decir que no merecía la pena escribir en el blog. Salvo por que he cenado con mi amigo Javier. Él es una de las mejores personas que conozco. Está casado con una mujer maravillosa y están muy enamorados. Es extremadamente inteligente, amable, sencillo, culto, interesante... Es de esa gente que te llena de orgullo tener cerca. Y la única pega es que mañana tiene q volver al otro lado del oceano. Por esta noche, salvando la nostalgia, el aburrimiento diario, el hastío, gracias a esa persona (y a su mujer) por recordarme el lado alegre de la vida. 

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